lunes, 2 de febrero de 2009

Parte polar: XII, Decepción, 1967

(Transcripción literal del libro de actas de la Base Antártica Argentina Decepción)

"...se produjo el derrumbe de Punta Murature y Punta Buen Tiempo. El monolito en el lado
norte del canal de acceso a la isla no se observaba modificación alguna. El Piloto
Pardo, buque chileno fondeado en las cercanías había zarpado al exterior de la isla.
Realizadas estas observaciones y al disponernos a descender a la Base observé sobre la
costa norte de la isla, entre Caleta Péndulo y Bahía Teléfono, la primer erupción volcánica.
       Comenzó con una gran emanación de vapor de agua e inmediatamente la expulsión de lava
en forma violenta al aire, cenizas volcánicas y vapores sulfurosos. Regresé a la Base y
dispuse el arrojamiento de los tripulantes y en particular de Barahona que estaba con la
pierna enyesada. Al percibir que los vapores sulfurosos aumentaban y no siendo posible
la determinación de las consecuencias de este foco erupcional, ordené el abandono de la
Base para dirigirnos a la costa periférica de la isla en la Rada Pingüinera.    Antes del
traslado ordené la emisión de los mensajes de emergencia de rigor por radio-telefonía y
radio-telegrafía siendo imposible obtener respuesta de recepción por la gran interferencia.
       Se detuvieron los generadores, cerramos la Base y nuestro rumbo: Rada Pingüinera.
       La erupción continuaba con mayor intensidad alcanzando las piedras incandescentes
(bombas volcánicas) una altura de 1500 a 2000 metros. Posteriormente me enteré que
algunas alcanzaron al Buque Piloto Pardo, ubicado 6 millas al norte de la isla. El
trayecto fue realmente penoso, pues a la dificultad del traslado, hielo descongelándose
y grandes extensiones de nieve blanda se sumaba el acarreo del trineo con Barahona enyesado.
       Al iniciar la salida del destacamento, observamos una segunda zona de explosiones, de
mayor intensidad que la anterior, siendo las 20:30 del día 4 de diciembre, ubicada en
Bahía Teléfono. Encontrándome ya en camino a la Pingüinera con la dotación observé una
tercer explosión a la que le agregó el encendido de vapores combustibles. Durante el
trayecto pudimos observar grandes desprendimientos de tierra y piedras que se elevaban
entre 1000 a 1500 metros. Luego sobrevino un periodo de calma.
       La intensidad de los vapores sulfurosos hizo que usáramos las toallas [...],
humedecidas en la nieve para cubrirnos las fosas nasales. Durante este periodo de calma
se observaron intensas descargas eléctricas y fuertes truenos, fenómenos nunca
observados. Probablemente este fenómeno se produjo por la fuerte ionización en la
atmósfera, consecuencia de la erupción.
       En razón a la escasa existencia de elementos de supervivencia, no acarreados por la
rápida evacuación, la necesidad de confirmar la recepción de nuestro mensaje de
emergencia y apreciar la evolución del fenómeno, regresé a las 00:00 horas del día 5
junto con el cabo motorista Guanoros y el radioperador Oviedo. Logramos comunicarnos con
el Bahía Aguirre pese a las serias dificultades atmosféricas existentes, relatándose al
Señor Comandante de la Agrupación Naval Antártica los sucesos y coordinar un turno por
la mañana para fijar hora de arribo del buque a la zona. En esa oportunidad fui enterado
de la hora de arribo y que la dotación chilena e inglesa, desde esta última base estaban
siendo evacuados por el Piloto Pardo.
       Al mismo tiempo, también nos comunicamos con la Base Almirante Brown del I.A.A., los
que seguían paso a paso el fenómeno. Antes de retirarnos tomamos los víveres preparados
días antes, vasodilatadores y tres faroles a querosene, todavía quedaba, para usarlos
como calefactores.
       Al salir de la Base, la actividad volcánica continuaba en toda su magnitud, en esta
oportunidad observamos lo que nos pareció la actividad más intensa volcánica. Una
permanente lluvia de cenizas volcánicas nos acompañó siempre. Este fenómeno fue
comprobado por el buque Bahía Aguirre que se encontraba a 30 millas de la isla.
       Una vez con el resto de la Dotación y más animados por el próximo arribo del Buque,
construimos una choza de hielo. Este refugio nos permitió protegernos de una intensa
ventisca que comenzamos a soportar, especialmente el hombre enyesado.
       Preocupado por el avance de la erupción y el estado de las instalaciones, regresé con
dos voluntarios a la base a las 06:30 horas. Observé que la mayor erupción ó foco
erupcional se encontraba en Bahía Teléfono y junto con las bombas volcánicas se producía
gran cantidad de vapor -de agua. El Aguirre me confirmó su arribo a las 10:15.
Regresamos a la choza en Rada Pingüinera al tiempo que arribaba el Buque Bahía Aguirre.
       En cinco vuelos de helicóptero SH3 los tripulantes son evacuados. Luego, a las 12:30 me
embarco en el helicóptero para retirar de la base la documentación clasificada. Me dejan
reembarcándome 40 minutos después. La isla quedó prácticamente descubierta de nieve y el
hielo permanente tapado con una espesa manta de ceniza volcánica.
       Se regresa al buque el que zarpó posteriormente quedando la Base clausurada
precariamente y con todos los elementos listos para su puesta en servicio. El trabajo ha
sido intenso pero las comodidades disponibles nos permitieron que el mismo fuera todo el
tiempo detallado y eficaz. Todo esto hace de Decepción un lugar especialísimo y una
prueba real de soberanía que por razones tanto históricas como geográficas forma la
continuidad natural del cuerpo físico de nuestra Nación. En este momento la Naturaleza
rectora de nuestros actos decidirá sobre esta querida isla llena de incógnitas. Nuestro
pensamiento queda con todos los que permanecen como vigías argentinos en la soledad
Antártica.
       Aquí se está en una permanente lucha, la vida es muy dura y trabajas sin desmayos. Para
ello se requiere fe, coraje y una gran cuota de sacrificio y humildad en particular ante
lo majestuoso de este poder. Cuestiono, si, la ingratitud al esfuerzo solo mitigado por
la pasión y desafío que este territorio argentino, ha despertado en todos nosotros.

                         Buque Transporte Bahía Aguirre  -  Mar de la Flota, 7-XII-67



2 comentarios:

Anónimo dijo...

mmm...interesante.
Pero no supera la historia del preso de la carcel de Ushuaia.
Besos, flaco!

Bahú bamba Lelë dijo...

Increíble!!! un poco de acción no venía nada mal.

Qué bestialidad, las cosas que viven estos aventureros románticos!